¡Feliz año nuevo! ¿Cómo han pasado?
Por aquí pensando en cosas interesantes para comentarles. ¡A quién no le gusta deleitarse en Año Nuevo (o en cualquier momento) con un delicioso postre!
El protagonista del post de hoy es el singular helado de turrón, manjar dulce si lo hay, y versátil además, porque puede oficiar de postre como de excusa para atacar la heladera en busca de algo frío para mitigar un simple antojo de comer algo dulce a cualquier hora del día. En Inglaterra cualquier hora es apropiada para un té (ya que estamos, podemos mencionar al té frío al pasar, y a las distintas variedades de té que ofrecemos en Santa Mónica), y aquí cualquier hora lo es para un helado.
A cualquier helado de turrón le podemos agregar un topping de frutos secos, por ejemplo almendras y nueces picadas. Y en el corazón del helado, allí donde reside ese gusto secreto que queremos sea nuestro, también convive la canela (por supuesto, la de Santa Mónica es infaltable en la cocina), que es una especia particularmente usada en postres y que al helado de turrón le da un toque de distinción único al unir su sabor y aroma al de los otros ingredientes, particularmente la almendra.
Visualmente, el helado de turrón es de colores tentadores, como son los distintos tonos cálidos en un postre. Solamente de imaginar una porción esperándome en la mesa, esa textura única, casi indescriptible, en la cual se aúnan una textura aireada, con algo del helado más superficial derretido por el calor, los frutos secos picados arriba, digamos que me dan unas ganas bárbaras de hacer un helado de éstos. ¡Qué exquisitez! Y si a todo eso agrego que me encanta recibir invitados y convidar con este tipo de delicia, la fiesta será inigualable.
Ahora bien, si el caso es que no tuviera invitados, me puedo mimar yo y hacerme el postre para darme un gusto, ¿no? Ustedes, ¿no disfrutarían de semejante manjar en la mesa?
A continuación, la receta:
Ingredientes
- 300mL de leche entera
- 400 mL de crema doble
- 100g de azúcar
- 300g de turrón a elección (la opción más clásica es el de Xixona)
- 2 yemas de huevo grandes (o 3 medianas)
- 1 cta. de sal
- Aromas a gusto: lo clásico es cáscara de limón (la parte amarilla de la cáscara, pero no ralladura) y canela en rama
Procedimiento
- Calentar la leche a fuego medio casi hasta el punto de ebullición. Retirar del fuego, agregar los aromas y dejar reposar 5 minutos. Reservar.
- Agregar la crema a la leche ya perfumada y llevar a fuego bajo hasta que esté tibia.
- Batir el azúcar y las yemas hasta que adquieran una consistencia cremosa.
- Agregar la mitad del turrón picado en trozos pequeños y agregarlo a la mezcla de leche y crema, junto con el batido de yemas y un poquito de sal. Batir hasta integrar y llevar a fuego lento, removiendo hasta que espese un poco.
- Retirar del fuego, agregar el resto del turrón, también troceado, y dejar enfriar completamente.
- Una vez fría la preparación, llevar 3 horas a la heladera. Pasado este tiempo, llevar 1 hora al freezer.
- Las siguientes 2 horas y media, tendremos que batir cada tanto el helado para lograr la consistencia cremosa que tan bien conocemos. Para ello, debemos retirarlo del freezer, pasarlo a un bowl que hayamos tenido en la heladera o el freezer (la condición indispensable es que esté notoriamente frío) y batir con la batidora eléctrica.
- Este procedimiento requiere ser realizado cada 10 minutos en la primera hora, y luego cada media hora.
- Por último, dejar toda la noche en el freezer, bien tapado, y estará listo para consumir al día siguiente.
Y en estos casos, el que tenga una máquina de hacer helados, para esta receta corre con el caballo del Comisario.