Originario de Nepal y sus alrededores, el cardamomo ha sido utilizado ampliamente por las culturas orientales durante varios siglos, tanto para platos cotidianos como para remedios tradicionales.
Esta variedad es más apropiada para platos rústicos y picantes, mientras que el cardamomo verde se reserva para platos más refinados que requieren sabores sutiles. Cabe destacar que no son sustitutos el uno del otro, como en el caso de la pimienta, en que los colores blanco, negro y verde corresponden a distintos grados de maduración.
Su aroma es fresco e intenso, con toques ahumados. En las preparaciones no resulta invasivo y es un excelente resaltador de sabores. Para su uso, deben machacarse ligeramente las vainas, sin que las semillas lleguen a salir. No debe consumirse crudo.
Tiene muchas propiedades que resultan beneficiosas para el organismo, como ser:
- Alta concentración de antioxidantes.
- Anestésico local.
- Antiséptico.
- Antiespasmódico.
- Carminativo (disminuye la generación de gases en el tracto digestivo).
- Diurético.
- Estimulante estomacal.
- Favorece la generación de tejidos, la fijación del calcio óseo, la formación de glóbulos rojos y el metabolismo celular.
- Su contenido de manganeso facilita la limpieza de radicales libres.
Las preparaciones en que se utiliza con más frecuencia son salsas, estofados, postres e infusiones.
Asimismo, sus usos en cosmética son muy apreciados, ya que su aceite previene el envejecimiento de la piel. Los baños de inmersión con esta especia contribuyen a la eliminación de olores corporales.